miércoles, 21 de abril de 2010

¿Quién es el "Señor de los Límites"?


Para Eshu, todo comienza y termina en una encrucijada. Pues allí tiene su dominio, dentro de las encrucijadas del mundo; por eso suele ser reconocido como “Señor de las Tinieblas”, “Señor del Fuego”, “Señor de los Caminos de la Vida”, "Señor de los Límites".

En los cultos afrobrasileños, Eshu tiene diversos nombres, que varían de acuerdo con el origen desde donde irradia su poder mágico. Los Eshus son agentes mágicos universales, hay quienes dicen que son Elemins caídos del paraíso celestial. Sus falanges son de fuerzas primitivas, primarias, de gran poder.

Eshu no realiza el mal, pero es quien domina completamente el mal. Cuando una persona desea el mal a su semejante, Eshu deja ese trabajo en mano de los espíritus estacionarios de las tinieblas, quienes –a cambio de recompensas o retribuciones- ejecutan grandes perturbaciones en el plano físico y espiritual de aquellos que tienen el aura abierta, y por ende, sujetos a ser víctimas fáciles de las hechicerías.

Lamentablemente, los primeros escritores de Umbanda también llamaron “Exus” a estos espíritus atrasados, muchas veces por ignorancia y otras por temor. Estos seres no son evolutivos, sino estacionarios; por eso dan su influencia a todo aquello que vive o permanece invariable. Tienen vida, y aunque no evolucionen, existen para garantizar la conservación de la materia. Tienen directa relación con el “Pueblo de Zumbi” (no confundir con Zâmbi) o también llamado en algunos cultos como “Pueblo de Labyn”.

De la naturaleza, Eshu absorbe la fuerza etérea, incorpórea, sutil, y la irradia para donde fuese determinada: positiva, neutra o negativa.

Los kiumbas o kirimbuns, también están bajo el dominio de Eshu. Los kiumbas o kirimbuns son espíritus atrasados, también estacionarios, pero con posibilidades de volverse evolutivos. Pero no se habla mucho de ellos ya que existe una vieja creencia –a la que adherimos- que indica que la sola mención del verdadero nombre de estos seres (es decir, pronunciar en voz alta la palabra “kiumbas”o “kirimbuns”) es invocarlos. Y si los invocamos y no les damos una misión a cumplir, entonces se revolucionan en contra nuestra.

Como dijimos, Eshu dirige las fuerzas –negativa, neutra o positiva- para el sitio donde son encomendadas. Estas fuerzas, están eterizadas en la naturaleza, o sea, en cada polo de la Tierra. Por eso, Eshu tanto puede construir como destruir, según su sabia manipulación dentro del Ritual Cabalístico.

Quienes aseveran que Eshu era un Elemin, saben que no perdió los poderes que tenía cuando era Príncipe Celestial, apenas perdió su jerarquía, al momento de elegir descender.

Por eso, como agente mágico, es solamente un intermediario, un sabio operador de fuerzas espirituales, que –justamente por ser sabio- no interfiere en nuestro libre albedrío. Es una especie de mago Merlín, o podemos compararlo con cualquier otro personaje antiguo que conoce las leyes universales y a quien se accede para que sea un mediador, un manipulador. No es el mal en sí ni quien incita a realizarlo. Por eso no compartimos el prejuicio de muchas personas que no quieren asistir a las giras de Eshu, como si ellos fuesen demonios o algo por el estilo. ¿Le temen acaso a estar en presencia de verdaderos magos? ¿Por qué? ¿Quizá porque –como seres humanos imperfectos- temen lo que ocultan en su interior? No vaya a ser cosa que –de repente- surja esa parte negada. Los Eshus ni siquiera se ocupan de ello. Solamente son, fluyen, su energía es tan poderosa que volatiliza cualquier mal pensamiento. No entran ni salen de sus casillas por las ideas de la gente.

Pero no hay que confundirlos con simples intermediarios energéticos, puesto que ellos SON fuente de Sabiduría y Poder. Tampoco hay que pensar que complacerán nuestros caprichos o ambiciones desmedidas por el simple hecho de que les realicemos ofrendas o "promesas". Ellos actúan en consonancia de leyes universales que rigen sus acciones. Ellos son encargados de ejecutarlas y desde este lugar los conocemos como "Señores del Karma".

En definitva, los Eshus tienen palabra y la honran y buscan evolucionar. Por su función kármica de Guardianes sufren con los constantes choques energéticos a que están expuestos. Se alejan de aquellos que atrasan su evolución. Siempre son justos. Difícilmente demuestran emotividad, dándonos la impresión de ser mas "rectos" que las demás entidades. Pero además son caritativos y trabajan en sus consultas, mas que nada en asuntos materiales. Siempre están en los lugares mas peligrosos para el alma humana. Cuando no están en alguna misión o en un trabajo, demuestran el inmenso amor y Compasión que sienten por los encarnados y desencarnados.

Para finalizar, queremos compartir el testimonio de un anciano pae de santo, al que adherimos:

“Por la Misericordia de Dios, que me permitió la convivencia con estas entidades desde la adolescencia, a través de los mas diferentes hijos de fe, de diferentes terreiros, aprendí a reconocerlos y darles su justo valor. Durante todos estos años, de los eshús, pombogiras y mirins recibí solamente el Bien, el Amor, la Alegría, la Protección, el desbloqueo emocional, además de muchas y muchas verdaderas aulas de aprendizaje variado. Me esclarecieron, alejándome gradualmente de la ilusión del poder. Nunca me pidieron nada a cambio. Apenas exigieron mi propio esfuerzo. Me mostraron los peligros y me enseñaron a reconocer la falsedad, la ignorancia y las flaquezas humanas. Vuelvo a repetir, jamás pidieron algo para sí mismos. Sólo recibí y sólo vi en ellos el Bien.”

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