Tal es así que se nos hace necesaria una aclaración, con el único fin de ir despejando dudas y contribuir con nuestros hermanos de fe de todo el mundo, toda vez que la similitud de nombres o características no implica una naturaleza común de estas divinidades.
En el vudú haitiano (culto de origen fon), Papa Legba es el intermediario entre los loas o vouduns (equivalentes a los orishás) y la humanidad. Él está parado en una encrucijada espiritual y da (o niega) el permiso de hablar con los espíritus de Guinea (de donde procede el culto), y se cree que habla todas las lenguas de la humanidad. Él es siempre el primero y el último espíritu invocado en cualquier ceremonia, porque su permiso es necesario para cualquier comunicación entre los mortales y los loas (él abre y cierra el umbral). En Haití, él es el gran portavoz, la voz de los dioses. Legba facilita la comunicación, el discurso y la comprensión. Puede ser visto como el equivalente a Elegguá de los yorubas por su papel de ser el dios de la encrucijada; pero además, Legba también comparte semejanzas con Orunmila, el orisha de la adivinación, quién enseñó a la humanidad cómo utilizar el poderoso oráculo de Ifá.
Él aparece generalmente como un viejo con una muleta o con un bastón, usando un amplio sombrero de paja y fumando una pipa, o esparciendo agua. Lo acompaña un perro, animal sagrado para él. Debido a su posición como “portero” entre los mundos de la vida y los misterios lo identifican a menudo con San Pedro, quién lleva a cabo una posición comparable en la tradición católica. Pero también lo representan en Haití como San Lázaro, o San Antonio. Aquí se observa la enorme similitud sincrética entre los cultos afrobrasileños y afroantillanos, con elementos de la cultura blanca dominante. En Benín y Nigeria, Legba se ve como joven y viril, es a menudo representado con cuernos e itifálico, y su lugar de culto está situado generalmente en la puerta de la aldea o en el campo.
Según el estudio realizado por el babalawo venezolano Rubén Cuevas, defensor de la idea de alejar el sincretismo cristiano de las religiones africanistas para aproximarlo a un sincretismo pagano precristiano, si alguien desea conocer y dar explicación a muchas de las afirmaciones que se hacen sobre Elegguá y con ello separar la superstición de la realidad de lo que las energías de este Osha representan en el panteón yoruba debería estudiar, en la mitología helénica, específicamente al Dios Hermes, el mismo que los romanos llamaron Mercurio; allí se asombrará al encontrar claramente todas las características del Dios yoruba.
También existe una confusión entre los términos Orisha y Osha; mientras que el primero hace referencia al conjunto de divinidades, que tanto pueden ser seres mitológicos, espíritus naturales o ancestrales provenientes de la cultura yoruba, el segundo indica aquellos orishas que por cualidades particulares pueden ser cabecera o guía espiritual de los iniciados en el culto. Ya vemos que no todos los Orishas pueden ser Oshas.
La confusión que muestran los sacerdotes yoruba al tocar el tema de este Osha (Elegguá) y este Orisha (Eshu), es que ambos se desenvuelven en la ley de polaridad o de los opuestos; Elegguá es el mensajero de los dioses yoruba, su fuente de energía proviene del planeta Mercurio y por lo tanto sus energías son personales; por eso se afirma que Elegguá abre y cierra todas las puertas (ley de los opuestos) y los sucesos que se vaticinan por medio de su caracol están enmarcados en el lapso de un año; de allí nace ofrecer sacrificios a este Osha anualmente. Eshu maneja también la ley de polaridad, pero solo en el marco del binomio premio–castigo y en función de la ejecución correcta de nuestro destino, y sus energías provienen del planeta Urano, son impersonales y muy destructivas en su arista negativa.
Es falso que Eshu baje a la tierra a perturbar el destino del hombre, como muy a menudo se dice; Eshu es Ashelú (que en yoruba sería "policía") universal; este Orisha no se puede sobornar con ofrendas, no es un niño caprichoso como se afirma, es sencillamente un vigilante, para que el destino que prometió cumplir un hombre en la tierra, efectivamente se cumpla; por eso Eshu puede generar sucesos desagradables o negativos al hombre, pero siempre en función de su destino y usando el binomio premio–castigo; es decir, los sucesos negativos generados por este Orisha, son un correctivo para traernos de vuelta al camino o sendero correcto, tal y como lo haría un policía ante un delincuente que viola las leyes de la sociedad. Quizás de allí parta la aseveración de que Elegguá y Eshú son una unidad, son lo mismo, pero eso resulta falso también, pues Eshu es la multiplicidad, mientras Elegguá es la unidad.
En la mitología de la religión yoruba existen varios errores con respecto a Eshu, el primero afirma que Eshu existió siempre y que no lo creo Oloddumare (Dios o el Todo), que solo despertó cuando el Todo pronunció sus palabras para crear la luz; los versados en el origen del universo saben, que fuera del Todo no puede existir nada, pues no sería el todo y precisamente fue Hermes el que entregó a sacerdotes del antiguo Egipto el origen de la creación. El segundo error es el que afirma que Eshu es incapaz de crear, esto tampoco es cierto, él si puede crear, solo que sus creaciones son Titanes o monstruos, o sea seres sin conciencia propia u "oscuros" o "elementales" (a diferencia de las creaciones de un Osha, que son siempre seres concientes que saben distinguir entre el "bien" y el "mal"); sin embargo Eshu no los genera, pues Orunmila se lo impide con su guadaña castradora. El tercer error es creer que Elegguá y Eshu son un binomio, por lo tanto son una unidad y son lo mismo, pero resulta que cada Osha y Orisha que bajó desde el cielo a la tierra vino acompañado de un Eshu, entonces deberían ser un binomio también Shangó y Eshu; Agayú y Eshu; Obatalá y Eshu, etc.
Si la confusión se apoderó de la visión yoruba, algo semejante sucedió en la visión propia de un culto sincrético como es la Kimbanda. Con la nueva codificación de este ritual, surgida hace relativamente pocos años, la imagen de Eshu (distorsionada por los primeros investigadores umbandistas) adquiere características muy diferentes en nuestra concepción actual.
La conocida "Kimbanda de Alto Astral" presenta entidades con características muy complejas, tan complejas que serán analizadas en un próximo artículo.
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